domingo, 6 de noviembre de 2011

Imagen del político actual

La indecencia en el gobierno.

Indecente: Que el congreso convoque a una licitación por valor de $40.000.000.000 millones, para el alquiler de vehículos durante el año 2011. Licencia que se adjudicará en enero del 2012. Cada senador podrá tener dos para su uso, y cada representante uno.El costo mensual de cada vehículo es de$7'000.000 millones. Mientras que los colombianos generosamente en esta tragedia del invierno colaboraron ampliamente, los "honorables" congresistas compran costosos autos para su servicio personal.

INDECENTE, es que el salario mínimo de un trabajador sea de
$515.000/mes y el de un Congresista de $33.996.000, pudiendo llegar,
con dietas y otras prebendas, a $38.500.000 /mes...

INDECENTE, es que un profesor, un maestro, un catedrático de
universidad o un cirujano de Salud Pública, ganen menos que el
concejal de un municipio de tercera.

INDECENTE, es que los políticos se suban sus retribuciones en el
porcentaje que les apetezca (siempre por unanimidad, por supuesto y
al inicio de la legislatura).

INDECENTE, es que un ciudadano tenga que cotizar 35 años y tener 62
para percibir una Pensión y que a los diputados les baste sólo con siete,
y que los miembros del gobierno, para cobrar la pensión máxima, sólo
necesiten jurar el cargo.

INDECENTE, que los Congresistas sean los únicos trabajadores (¿?)
de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo.

INDECENTE, es colocar en la Administración a miles de "Asesores" y
"Suplentes" (léase amigotes con sueldos que ya desearían los técnicos
más calificados.)

INDECENTE, es el ingente dinero destinado a sostener a los partidos,
aprobados por los mismos políticos que viven de ellos.

INDECENTE,es que a un político no se le exija superar una mínima
prueba de capacidad para ejercer su cargo. (Ni cultural, ni
intelectual.) Sólo basta estar en la Bancada Mayoritaria y patrocinado
por dineros sucios!

INDECENTE,es el costo que representa para los ciudadanos sus
viáticos, viajes (siempre en primera clase), comidas, comunicaciones,
guardaespaldas, escoltas carros último modelo blindados, tarjetas de
crédito etc. y, se le niegue a la clase trabajadora un aumento
digno en el Salario Mínimo.

INDECENTE, es que no se congelen el sueldo sus señorías, sino que
no se lo bajen, y que por el contrario se inventen Proyectos de
Ley, para aumentar sus pensiones y sus jugosas prebendas.

INDECENTE,es que sus señorías tengan seis meses de vacaciones al año.

INDECENTE, que ministros, secretarios de estado y altos cargos de
la política, cuando cesan, sean los únicos ciudadanos de este país que
pueden legalmente percibir dos salarios del tesoro público.

INDECENTE,es que el dinero de las regalías, que está destinado al
desarrollo de las regiones y clases menos favorecidas, se quede en las
manos de Gobernadores y Alcaldes corrompidos y todos sus
cargaladrillos que tienen de secuaces.

Y que sea cuál sea el color del gobierno, toooooodos los políticos se
benefician de este moderno "derecho de pernada" mientras no se
cambien las leyes que los regulan. ¿Y quiénes las cambiarán? ¿Ellos
mismos? esto sólo produce risa y coraje.

Pero... Lo peor de todo, seguimos votando por ellos, así que nos convertimos también en cómplices de sus corruptelas.

Sólo un pueblo pensante, un pueblo inteligente, puede poner remedio, tatequieto a tan descarados y cínicos gobernantes. Por el bien de nuestra patria y de nuestros hijos, miremos, observemos a quién daremos nuestro voto.

lunes, 17 de octubre de 2011

Destrucción de las playas y la fauna marina


Por: JUAN GOSSAÍN / CARTAGENA DE INDIAS | 9:28 p.m. | 06 de Diciembre del 2010/ El Tiempo

"El alcatraz que vuela entre mis sueños lleva en su enorme pico una quimera..." (Walt Whitman, Hojas de hierba).

Una mañana de mayo pasado, los viejos madrugadores del pueblo de Marytown, perdido en las costas que bordean el sudeste de los Estados Unidos, se levantaron como todos los días a echarles unas migajas de pan a los pájaros marinos que merodean con mansedumbre por los patios y que se han ido convirtiendo en sus amigos.

Lo que vieron los dejó espantados: las gaviotas de cabeza negra, que son tan bellas, también tenían negro el plumaje. Del pico les goteaba una mancha babosa. No podían levantar el vuelo de la arena, con las patas hundidas en una masa de chapapote pastoso, como el asfalto cuando se derrite. Una de las gaviotas miró a la gente pidiendo ayuda.

Según cuentan los testigos, más allá de la playa, cerca del río, tres garzas morenas habían muerto con los ojos despepitados. El guiso espantoso que navegaba corriente abajo, matando todo lo que se le atravesara, era la mezcolanza de petróleo crudo de la empresa British, que cayó pocos días antes a las aguas del Golfo de México .

A esa misma hora los alcatraces de la bahía de Santa Marta , al norte de Colombia , desayunaban su ración cotidiana de buñuelos de carbón. El periodista Antonio José Caballero , grabadora en mano, esperaba en la playa el regreso de los pescadores que habían salido a trabajar temprano. Mientras aguardaba, la cámara de su teléfono celular retrató la pala enorme de un barco carbonero que arrojaba al mar el polvo negro que sobró en las bodegas.

A esa misma hora, en las playas legendarias de Juanchaco y Ladrilleros, cerca de Buenaventura, los lancheros de cabotaje que llevan carga y pasajeros por los pueblos que se arraciman en las orillas del Pacífico limpiaban sus motores preparándose para un nuevo día de trabajo. Como si fuera la cosa más natural del mundo, arrojaban al mar el contenido de unos tanques repletos de residuos de gasolina, queroseno y diésel. Un langostino magnífico, que medía un jeme, iniciaba el día tomándose su primera taza de combustible. Cuando vi la fotografía en El País de Cali me dieron ganas de echarme a llorar.

A esa misma hora, en la zona industrial de Cartagena de Indias , abierta sobre la bahía del Caribe resplandeciente, los trabajadores de una compañía empacadora se sentaron a desayunar en los comedores de su empresa. En ese momento volvieron a ver, como venía sucediendo en las mañanas más recientes, que una nata de tizne cubría la superficie del café con leche, y que una mermelada negra, tan semejante al betún de limpiar zapatos, se había pegado al pan y al queso blanco.

Entonces, no aguantaron más. Se levantaron todos, sin que nadie los hubiera convocado, y comenzaron a golpear los platos contra los mesones. La algarabía se oyó en media ciudad. Las autoridades ambientales ordenaron el cierre de un muelle vecino, que se dedica a cargar carbón a cielo raso, sin mayores precauciones ni cuidados, sin tubos cerrados ni conductores protegidos. Seis días después el muelle fue reabierto.

A esa misma hora, en la región acuática de La Mojana, que cubre un gigantesco territorio húmedo de los departamentos de Bolívar, Sucre y Antioquia, bajaban resoplando los ríos Cauca y San Jorge, que se desbordan en caños y ciénagas. El apóstol Ordóñez Sampayo, que se ha gastado la vida defendiendo de la contaminación a campesinos, cosechas y animales, apareció en la plaza de Guaranda con el dictamen médico en la mano: los doctores certificaban que los tres niños que nacieron deformes tenían mercurio en el sistema sanguíneo.

El terrible mal de Minata, como lo saben los japoneses, porque las empresas en cualquier parte del mundo, en Tokio o en Majagual, arrojan porquerías químicas a las corrientes, y primero se pudren las aguas, y después nacen degenerados los peces y los camarones, y después nacen sin ojos los niños cuyas madres, en aquellos caseríos extraviados de la mano de Dios, consumen esa agua y esos pescados.

En las cabeceras de ambos ríos, las compañías mineras, que buscan oro entre la tierra, hacen sus excavaciones con un sancocho de mercurio y ácidos. Arroyos y acequias se llevan el mazacote. Los bocachicos mueren con la boca abierta en los playones. Las espigas de arroz no volvieron a crecer.
En medio del desastre causado por las inundaciones, y como si fuera poco, las yucas harinosas de antes florecen ahora con un hongo químico a manera de cresta. El hambre campea entre los pocos ranchos que no se ha llevado el invierno. Las emanaciones de las lagunas huelen a lo mismo que huele un laboratorio de detergentes.

Hay que decir, también, que los empresarios mineros se defienden diciendo que Ordóñez Sampayo está loco. Claro que está loco: ningún hombre cuerdo expone su pellejo ni dedica su vida entera a defender a un ruiseñor, una mojarra, un plátano pintón, una mazorca de maíz o a una mujer embarazada que carga un fenómeno en el vientre.

Epílogo

Aquella mañana, cuando los pescadores de Santa Marta regresaron a la playa, el periodista Caballero los acompañó en su tarea de descamar y abrirles el buche a los escasos pescados que traían.

-¿Qué es eso? -preguntó, intrigado, al ver unas bolas negras en el estómago de un bagre.

-Carbón, amigo -le contestó uno de ellos, levantando el animal-. Pelotas de carbón. Eso es lo que comen ahora.

Caballero tomó más fotografías y se las llevó a algunos funcionarios de la industria carbonera.

-No se preocupe -le contestó el gerente-. Vamos a construir un nuevo muelle de última generación.

-No lo dudo -dijo el reportero, con una mueca de dolor que parecía sonrisa-. No lo dudo: será la última generación.

El día que Caballero me contó esa historia, y me enseñó sus fotografías, ya no sentí ganas de echarme a llorar, como la vez aquella del langostino bañado en combustible. Lo que sentí ahora fue rabia. Cuando ya no quede una sola hoja de acacia, cuando el último pulpo haya muerto atragantado con ácido sulfúrico y cuando nuestros nietos nazcan con un tumor de carbón endurecido en la barriga, entonces será demasiado tarde. Dispondremos de computadores infrarrojos de última generación, pero ya no habrá agua para beber; los celulares de rayos láser se podrán comprar en las boticas, pero el sol no volverá a salir; los niños encontrarán el algoritmo de 28 a la quinta potencia con solo cerrar los ojos, pero dentro de 20 años no sabrán de qué color era una golondrina.

Los invito a todos a ponerse de pie antes de que se marchite el último pétalo. Usen el arma prodigiosa del Internet para protestar. Hagan oír su voz. Que el correo electrónico de los colombianos sirva para algo más que mandar chistes y felicitaciones de cumpleaños. Porque, si seguimos así, el día menos pensado no quedará nadie que cumpla años. Ni quién envíe felicitaciones.

JUAN GOSSAÍN

La Hidra de Lerna. Mitología



Reflexión
Hidra en la Mitología: Monstruo del lago de Lerna, con siete cabezas que renacían a medida que se cortaban, muerto por Hércules, que se las cortó todas de un golpe. RAE
Los mitos han enriquecido la vida y la cultura de la humanidad durante toda la historia. Para los antiguos griegos los mitos formaban parte de la religión, con una gran variedad de dioses con sus héroes y heroínas. En los mitos, los griegos intentaban explicar los orígenes del mundo, la naturaleza, aventuras de los dioses y héroes, y de la gran variedad de criaturas mitológicas.
La Hidra de Lerna forma parte de la mitología griega, y según Hesiodo en su Teogonía era hermana de Quimera y del Cancerbero, y descendiente de Tifón Equidna.
Era la Hidra de Lerna una criatura dentro de un cuerpo de serpiente que tenía su guarida en el lago pantanoso de la zona de Lerna al sur de Nafplio, en la provincia actual de la Argólida, en el Peloponeso.
La Hidra fue llevada al lago por la diosa Hera para molestar a los habitantes de esta zona por ser la patria de Heracles o Hércules. Considerada como un terrible monstruo. Ni las flechas, ni la extraordinaria fuerza de Hércules podían matar a la Hidra. Quienes hablaban de ella la consideraban indestructible ya que por ningún medio podía ser vencida.
Hera, fue considerada en el Olimpo la diosa del matrimonio, era hija de Cronos y de Rea. Comida y vomitada como todos sus hermanos, fue violada por Zeus a quien abandonó por un tiempo cansada de sus infidelidades refugiándose en la isla de Eubea. Zeus logró convencerla y Hera segura de sus sentimientos hacia el dios, regresó al Olimpo.
Su odio por el semidiós Hércules era motivado por los celos, ya que al ser éste hijo de Zeus y de Alcmena, Hera lo consideraba como una de las infidelidades de su esposo. Diosa vengativa y celosa intentó por varios medios acabar con la vida de Heracles. Uno de los de los intentos se produjo cuando dos serpientes venenosas fueron puestas en la cuna del recién nacido mientras dormía. Hércules estranguló una serpiente con cada mano, y su niñera lo encontró jugando en la cuna con los cuerpos de ellas.
La Hidra de Lerna, serpiente acuática, monstruo de cuyo tronco emergían más de cien cabezas, entre ellas la central que en ocasiones se representaba con rostro humano. Ningún ser podía acercarse a ella, porque sus fauces exhalaban un aliento mefítico que causaba la muerte a quien se atreviera a cruzarse ante su presencia. Cuando alguna de sus cabezas era cercenada dos nuevas volvían a aparecer. Se creía que tan feroz monstruo controlaba la puerta de entrada a los infiernos.
Euristeo, rey de la Argólida y primo de Heracles, cobarde, impedido física y moralmente para gobernar, temeroso de perder el trono le impuso a Heracles el trabajo de matar el monstruo. Heracles conociendo la fama de la serpiente, llevó consigo a otro héroe, Iloao, y en un carro de fuego se dirigieron al lago. Heracles disparó sus flechas encendidas hacia la caverna, obligando al monstruo a salir. Serpenteante la serpiente fue atacada por Heracles con su espada curva cercenándole una cabeza, pero el héroe al ver que ésta se reproducía se desconcertó y se inventó nuevos métodos para matarla. Hera, envió en ayuda de la hidra, un cangrejo gigante, carcino el que mordió a Heracles en el talón. El héroe tuvo que suspender su lucha con el monstruo para aplastar el cangrejo y matarlo. El cangrejo fue acogido en el cielo, y de él se formó la constelación de cáncer.
Con tizones ardientes los héroes quemaron las carnes de la Hidra, incendiando todo el bosque, impidiendo que emergieran más cabezas. De la feroz batalla sobrevivió la cabeza central que se creía inmortal. Heracles la rebanó y la enterró en el camino que unía a Lerna con Eleunte, poniendo sobre la cavidad una inmensa roca.
Hércules hundió sus flechas en la sangre venenosa de la Hidra para hacerlas letales. Luego de dar muerte al terrible monstruo regresó con Iolao a Micenas.
El mito de la Hidra de Lerna ha sido tema tanto de conferencias como de disertaciones religiosas. En los años 1692 y 1693, en los condados de Essex, Suffolk, y Middlesex, en el estado de Massachusetts, Estados Unidos, se hizo notoria la persecución a las brujas seguidos de juicios judiciales que terminaban castigando a los inculpados en la horca. Los más sonados juicios se llevaron a cabo en la ciudad de Salem por el Tribunal de Oyer and terminer, (Escuchar y determinar).
Todo comenzó cuando dos adolecentes, hija y sobrina de un presbítero se inventaron la historia cuando les sobrevino una enfermedad que no pudo ser controlada por los médicos, de que eran perseguidas por los espíritus. Las jóvenes culparon de sus dolencias a la esclava de su familia y a una indigente a las que acusaron de haberles hecho la brujería que las llevó a enfermarse.
La mentira desató una histeria colectiva dentro de la población fanática e ignorante. Las personas detenidas, juzgadas y condenadas a la horca fueron cientos. Nadie podía demostrar su inocencia una vez detenido, lo único que podía salvarles la vida era acusar a otras personas de practicar la brujería. De esta manera todo el mundo terminaba acusando a todo el mundo.
Fueron las jóvenes quienes, tal vez por remordimiento o por alguna otra razón, resolvieron confesar su mentira. El padre, el reverendo Samuel Parris se trasladó a otro condado con su familia, pero el daño estaba ya hecho.
Muchos fueron los predicadores que después de tan terrible episodio amonestaron a la población poniendo como ejemplo el tenebroso caso de la población de Salem y demás condados. Los reverendos amonestaban en sus prédicas a sus congregaciones mostrándoles cómo la mentira, el chisme, la envidia, conducen a grandes tragedias, a injusticias, a la miseria, la cárcel y aún la muerte.

sábado, 17 de septiembre de 2011

¿Sociedad de todas las edades?

Ovidio, el poeta latino escribía: «En un tiempo, había una gran reverencia por la cabeza canosa». Y el poeta griego Focílides amonestaba: «Respeta el cabello blanco: Ten con el anciano sabio la misma consideración que tienes con tu padre».

En la actualidad, la belleza y la juventud se han convertido en el dios, en el todo de la existencia de la humanidad. Debido a la idealización de estos dos atributos físicos; hoy, se considera anciano e inútil a quien haya cumplido cuarenta años. Cada día la ciencia avanza en todos los campos, especialmente en el de la salud, permitiendo que los grandes progresos den a los seres humanos condiciones óptimas de energías para ser más productivos y útiles no sólo en la madurez sino también en la tercera y cuarta edad. Es una forma de evitar que las personas mayores se conviertan en una carga para la familia y la sociedad. La ciencia ha descubierto que preservando la salud con diferentes métodos como el ejercicio, y una buena nutrición, se puede tener una vida útil, larga y plena.

Pero las dificultades de empleo, educación, ambiente y muchas más, impiden que la mayoría de las personas gocen de nutrición y bienestar que les permitan llevar vidas dignas, productivas, sanas y provechosas para ellos y sus allegados. Riquezas mal repartidas, gobernantes que para sostenerse en el poder esclavizan a sus gobernados, guerras inventadas que sólo dejan muertes y hambrunas, pero que intimidan a los pueblos. Lo decía Aristóteles, lo justo será lo que es conforme a la ley y a la igualdad; y lo injusto será lo ilegal y lo desigual.

Pero también existen otras dificultades, trabas e inconvenientes, que encuentran en Colombia los que habiendo cumplido los cuarenta años no pueden conseguir un empleo ni en la empresa privada ni en el sector público. Son miles los colombianos que poseyendo títulos que los acreditan para desempeñar con idoneidad altos cargos, se ven abocados a aceptar empleos que no están en concordancia con sus conocimientos, debido a los bajos salarios que los limitan ostensiblemente para tener una vida decorosa que compense los sacrificios de tiempo y económicos que han hecho durante su vida.

Este fenómeno discriminatorio ha hecho carrera en nuestro país contra quienes han llegado a esta edad y que no cuentan con la imagen satinada de una persona eternamente bella y joven. Quienes tienen cuarenta años, o han llegado al quinto piso como suelen decir despectivamente, son infravalorados, ya que para muchos empleadores tanto del sector privado como público, a dicha edad ya están “discapacitados” para desempeñar cualquier cargo, por no ajustarse a los estándares de belleza y juventud fijados.

Pero si es difícil conseguir un empleo a un hombre que no goza de los atractivos físicos impuestos por los actuales cánones, con mayor razón lo es para la mujer que carece de senos turgentes, largas piernas, rostro incitante y labios carnosos, así su cerebro sea un mar de conocimientos. Para ellas, edad y belleza son sinónimas. Antes de constatar sus capacidades intelectuales, la mujer debe pasar por el examen físico del ojo morboso del entrevistador, quien muy acucioso tendrá en cuenta que no traspase la barrera de los 25 años. Una mujer que osa buscar un empleo rebasando esta edad, será descalificada inmediatamente así demuestre su idoneidad para ejercer el cargo que pretende.

¿Y qué decir de la discriminación racial en una Colombia donde predomina el mestizaje? El sector público y el privado hacen gala de la discriminación racial sin que existan acciones que eviten tan infames atropellos, o si existen normas o leyes estas se esquivan con las marrullas acostumbradas por las autoridades. Las puertas de los lugares de esparcimiento, de trabajo, de educación son casi siempre cerradas para quienes pertenecen a una raza distinta a la mal llamada blanca, en un país de mestizos, zambos, mulatos, indígenas y negros. El Estado es el primero en dar mal ejemplo al propiciar la discriminación excluyendo a los negros, a los mestizos, a los zambos y a los indígenas de los altos cargos diplomáticos, y en otros de alto y bajo nivel, ignorando que existen un buen número de negros, mestizos, zambos, mulatos e indígenas con inteligencia y con títulos que los acreditan para representar con capacidad y con dignidad al Estado dentro y fuera del país.

A la belleza, a la juventud y al color de la piel como constantes para lograr un empleo, es indispensable que el aspirante cuente con las palancas, o recomendaciones de alto nivel para alcanzar el trabajo tanto en el sector privado como en el público. El saber, el conocimiento, la integridad y responsabilidad son puestas a un lado, cuando la belleza, juventud y recomendaciones priman.

El anciano, encarna la sabiduría, la experiencia, la solidez económica y emocional, la madurez de la que carecen precisamente los jóvenes que apenas comienzan a recorrer los vericuetos de la vida. Deben ser los ancianos o mayores, quienes como en tiempos del antiguo pueblo de Israel sean tenidos en cuenta para tomar decisiones, aconsejar, y sobre todo guiar a los jóvenes para que sean verdaderos líderes de sus pueblos, hogares y sociedad en general.

La población mundial está envejeciendo y Colombia no es la excepción. Si tenemos en cuenta el informe del Dane, el porcentaje de personas menores de 14 años, bajó de un 31% al 28,2%, mientras que el de los mayores de 65 y más años, aumentó de 6,3% en 2005, a 6, 9% en el 2011.

Respetando y acatando los sabios concejos de las personas mayores, de los ancianos, permitiéndoles que continúen siendo productivos y útiles, lograremos una mejor sociedad. Los ancianos son los cimientos donde se asientan las bases del progreso de los pueblos.

La belleza y juventud mal usadas han llevado a un país como Colombia a un gran despilfarro del más grande recurso que tiene para progresar y ser grande. «El recurso humano».

domingo, 31 de julio de 2011

Carta del Doctor Freud al Profesor Einstein sobre la violencia y la guerra.

Viena, setiembre de 1932

Estimado profesor Einstein:


Cuando me enteré de que usted se proponía invitarme a un intercambio de ideas sobre un tema que le interesaba y que le parecía digno del interés de los demás, lo acepté de buen grado. Esperaba que escogería un problema situado en la frontera de lo cognoscible hoy, y hacia el cual cada uno de nosotros, el físico y el psicólogo, pudieran abrirse una particular vía de acceso, de suerte que se encontraran en el mismo suelo viniendo de distintos lados.

Luego me sorprendió usted con el problema planteado: qué puede hacerse para defender a los hombres de los estragos de la guerra. Primero me aterré bajo la impresión de mí -a punto estuve de decir «nuestra»- incompetencia, pues me pareció una tarea práctica que es resorte de los estadistas.

Pero después comprendí que usted no me planteaba ese problema como investigador de la naturaleza y físico, sino como un filántropo que respondía a las sugerencias de la Liga de las Naciones en una acción semejante a la de Fridtjof Nansen, el explorador del Polo, cuando asumió la tarea de prestar auxilio a los hambrientos y a las víctimas sin techo de la Guerra Mundial.

Recapacité entonces, advirtiendo que no se me invitaba a ofrecer propuestas prácticas, sino sólo a indicar el aspecto que cobra el problema de la prevención de las guerras para un abordaje psicológico.

Pero también sobre esto lo ha dicho usted casi todo en su carta. Me ha ganado el rumbo de barlovento, por así decir, pero de buena gana navegaré siguiendo su estela y me limitaré a corroborar todo cuanto usted expresa, procurando exponerlo más ampliamente según mi mejor saber -o conjeturar-.

Comienza usted con el nexo entre derecho y poder. Es ciertamente el punto de partida correcto para nuestra indagación. ¿Estoy autorizado a sustituir la palabra «poder» por «violencia» {«Gewalt»}, más dura y estridente? Derecho y violencia son hoy opuestos para nosotros.

Es fácil mostrar que uno se desarrolló desde la otra, y si nos remontamos a los orígenes y pesquisamos cómo ocurrió eso la primera vez, la solución nos cae sin trabajo en las manos. Pero discúlpeme sí en lo que sigue cuento, como si fueran algo nuevo, cosas que todos saben y admiten; es la trabazón argumental la que me fuerza a ello.

Pues bien; los conflictos de intereses entre los hombres se zanjan en principio mediante la violencia. Así es en todo el reino animal, del que el hombre no debiera excluirse; en su caso se suman todavía conflictos de opiniones, que alcanzan hasta el máximo grado de la abstracción y parecen requerir de otra técnica para resolverse. Pero esa es una complicación tardía.

Al comienzo, en una pequeña horda de seres humanos, era la fuerza muscular la que decidía a quién pertenecía algo o de quién debía hacerse la voluntad. La fuerza muscular se vio pronto aumentada y sustituida por el uso de instrumentos: vence quien tiene las mejores armas o las emplea con más destreza.

Al introducirse las armas, ya la superioridad mental empieza a ocupar el lugar de la fuerza muscular bruta; el propósito último de la lucha sigue siendo el mismo: una de las partes, por el daño que reciba o por la paralización de sus fuerzas, será constreñida a deponer su reclamo o su antagonismo. Ello se conseguirá de la manera más radical cuando la violencia elimine duraderamente al contrincante, o sea, cuando lo mate. Esto tiene la doble ventaja de impedir que reinicie otra vez su oposición y de que su destino hará que otros se arredren de seguir su ejemplo. Además, la muerte del enemigo satisface una inclinación pulsional que habremos de mencionar más adelante.

Es posible que este propósito de matar se vea contrariado por la consideración de que puede utilizarse al enemigo en servicios provechosos si, amedrentado, se lo deja con vida. Entonces la violencia se contentará con someterlo en vez de matarlo. Es el comienzo del respeto por la vida del enemigo, pero el triunfador tiene que contar en lo sucesivo con el acechante afán de venganza del vencido y así resignar una parte de su propia seguridad.

He ahí, pues, el estado originario, el imperio del poder más grande, de la violencia bruta o apoyada en el intelecto. Sabemos que este régimen se modificó en el curso del desarrollo, cierto camino llevó de la violencia al derecho. ¿Pero cuál camino? Uno solo, yo creo. Pasó a través del hecho de que la mayor fortaleza de uno podía ser compensada por la unión de varios débiles. «L'union fait la force».

La violencia es quebrantada por la unión, y ahora el poder de estos unidos constituye el derecho en oposición a la violencia del único. Vemos que el derecho es el poder de una comunidad. Sigue siendo una violencia pronta a dirigirse contra cualquier individuo que le haga frente; trabaja con los mismos medios, persigue los mismos fines; la diferencia sólo reside, real y efectivamente, en que ya no es la violencia de un individuo la que se impone, sino la de la comunidad.

Ahora bien, para que se consume ese paso de la violencia al nuevo derecho es preciso que se cumpla una condición psicológica. La unión de los muchos tiene que ser permanente, duradera. Nada se habría conseguido si se formara sólo a fin de combatir a un hiperpoderoso y se dispersara tras su doblegamiento. El próximo que se creyera más potente aspiraría de nuevo a un imperio violento y el juego se repetiría sin término.

La comunidad debe ser conservada de manera permanente, debe organizarse, promulgar ordenanzas, prevenir las sublevaciones temidas, estatuir órganos que velen por la observancia de aquellas -de las leyes- y tengan a su cargo la ejecución de los actos de violencia acordes al derecho.

En la admisión de tal comunidad de intereses se establecen entre los miembros de un grupo de hombres unidos ciertas ligazones de sentimiento, ciertos sentimientos comunitarios en que estriba su genuina fortaleza.

Opino que con ello ya está dado todo lo esencial: el doblegamiento de la violencia mediante el recurso de trasferir el poder a una unidad mayor que se mantiene cohesionada por ligazones de sentimiento entre sus miembros. Todo lo demás son aplicaciones de detalle y repeticiones.

Las circunstancias son simples mientras la comunidad se compone sólo de un número de individuos de igual potencia. Las leyes de esa asociación determinan entonces la medida en que el individuo debe renunciar a la libertad personal de aplicar su fuerza como violencia, a fin de que sea posible una convivencia segura.

Pero semejante estado de reposo {Ruhezustand} es concebible sólo en la teoría; en la realidad, la situación se complica por el hecho de que la comunidad incluye desde el comienzo elementos de poder desigual, varones y mujeres, padres e hijos, y pronto, a consecuencia de la guerra y el sometimiento, vencedores y vencidos, que se trasforman en amos y esclavos. Entonces el derecho de la comunidad se convierte en la expresión de las desiguales relaciones de poder que imperan en su seno; las leyes son hechas por los dominadores y para ellos, y son escasos los derechos concedidos a los sometidos. A partir de allí hay en la comunidad dos fuentes de movimiento en el derecho {Rechtsunruhe}, pero también de su desarrollo.

En primer lugar, los intentos de ciertos individuos entre los dominadores para elevarse por encima de todas las limitaciones vigentes, vale decir, para retrogradar del imperio del derecho al de la violencia; y en segundo lugar, los continuos empeños de los oprimidos para procurarse más poder y ver reconocidos esos cambios en la ley, vale decir, para avanzar, al contrario, de un derecho desparejo a la igualdad de derecho.

Esta última corriente se vuelve particularmente sustantiva cuando en el interior de la comunidad sobrevienen en efecto desplazamientos en las relaciones de poder, como puede suceder a consecuencia de variados factores históricos. El derecho puede entonces adecuarse poco a poco a las nuevas relaciones de poder, o, lo que es más frecuente, si la clase dominante no está dispuesta a dar razón de ese cambio, se llega a la sublevación, la guerra civil, esto es, a una cancelación temporaria del derecho y a nuevas confrontaciones de violencia tras cuyo desenlace se instituye un nuevo orden de derecho.

Además, hay otra fuente de cambio del derecho, que sólo se exterioriza de manera pacífica: es la modificación cultural de los miembros de la comunidad; pero pertenece a un contexto que sólo más tarde podrá tomarse en cuenta.

Vemos, pues, que aun dentro de una unidad de derecho no fue posible evitar la tramitación violenta de los conflictos de intereses. Pero las relaciones de dependencia necesaria y de recíproca comunidad que derivan de la convivencia en un mismo territorio propician una terminación rápida de tales luchas, y bajo esas condiciones aumenta de continuo la probabilidad de soluciones pacíficas.

Sin embargo, un vistazo a la historia humana nos muestra una serie incesante de conflictos entre un grupo social y otro o varios, entre unidades mayores y menores, municipios, comarcas, linajes, pueblos, reinos, que casi siempre se deciden mediante la confrontación de fuerzas en la guerra.

Tales guerras desembocan en el pillaje o en el sometimiento total, la conquista de una de las partes. No es posible formular un juicio unitario sobre esas guerras de conquista. Muchas, como las de los mongoles y turcos, no aportaron sino infortunio; otras, por el contrarío, contribuyeron a la trasmudación de violencia en derecho, pues produjeron unidades mayores dentro de las cuales cesaba la posibilidad de emplear la violencia y un nuevo orden de derecho zanjaba los conflictos.

Así, las conquistas romanas trajeron la preciosa pax romana para los pueblos del Mediterráneo. El gusto de los reyes franceses por el engrandecimiento creó una Francia floreciente, pacíficamente unida. Por paradójico que suene, habría que confesar que la guerra no sería un medio inapropiado para establecer la anhelada paz «eterna», ya que es capaz de crear aquellas unidades mayores dentro de las cuales una poderosa violencia central vuelve imposible ulteriores guerras.

Empero, no es idónea para ello, pues los resultados de la conquista no suelen ser duraderos; las unidades recién creadas vuelven a disolverse las más de las veces debido a la deficiente cohesión de la parte unida mediante la violencia. Además, la conquista sólo ha podido crear hasta hoy uniones parciales, si bien de mayor extensión, cuyos conflictos suscitaron más que nunca la resolución violenta. Así, la consecuencia de todos esos empeños guerreros sólo ha sido que la humanidad permutara numerosas guerras pequeñas e incesantes por grandes guerras, infrecuentes, pero tanto más devastadoras.

Aplicado esto a nuestro presente, se llega al mismo resultado que usted obtuvo por un camino más corto. Una prevención segura de las guerras sólo es posible si los hombres acuerdan la institución de una violencia central encargada de entender en todos los conflictos de intereses.

Evidentemente, se reúnen aquí dos exigencias: que se cree una instancia superior de esa índole y que se le otorgue el poder requerido. De nada valdría una cosa sin la otra. Ahora bien, la Liga de las Naciones se concibe como esa instancia, mas la otra condición no ha sido cumplida; ella no tiene un poder propio y sólo puede recibirlo sí los miembros de la nueva unión, los diferentes Estados, se lo traspasan.

Por el momento parece haber pocas perspectivas de que ello ocurra. Pero se miraría incomprensivamente la institución de la Liga de las Naciones si no se supiera que estamos ante un ensayo pocas veces aventurado en la historia de la humanidad -o nunca hecho antes en esa escala-. Es el intento de conquistar la autoridad -es decir, el influjo obligatorio-, que de ordinario descansa en la posesión del poder, mediante la invocación de determinadas actitudes ideales.

Hemos averiguado que son dos cosas las que mantienen cohesionada a una comunidad: la compulsión de la violencia y las ligazones de sentimiento -técnicamente se las llama identificaciones- entre sus miembros. Ausente uno de esos factores, es posible que el otro mantenga en pie a la comunidad. Desde luego, aquellas ideas sólo alcanzan predicamento cuando expresan importantes relaciones de comunidad entre los miembros.

Cabe preguntar entonces por su fuerza. La historia enseña que de hecho han ejercido su efecto. Por ejemplo, la idea panhelénica, la conciencia de ser mejores que los bárbaros vecinos, que halló expresión tan vigorosa en las anfictionías, los oráculos y las olimpíadas, tuvo fuerza bastante para morigerar las costumbres guerreras entre los griegos, pero evidentemente no fue capaz de prevenir disputas bélicas entre las partículas del pueblo griego y ni siquiera para impedir que una ciudad o una liga de ciudades se aliara con el enemigo persa en detrimento de otra ciudad rival.

Tampoco el sentimiento de comunidad en el cristianismo, a pesar de que era bastante poderoso, logró evitar que pequeñas y grandes ciudades cristianas del Renacimiento se procuraran la ayuda del Sultán en sus guerras recíprocas. Y por lo demás, en nuestra época no existe una idea a la que pudiera conferirse semejante autoridad unificadora. Es harto evidente que los ideales nacionales que hoy imperan en los pueblos los esfuerzan a una acción contraria.

Ciertas personas predicen que sólo el triunfo universal de la mentalidad bolchevique podrá poner fin a las guerras, pero en todo caso estamos hoy muy lejos de esa meta y quizá se lo conseguiría sólo tras unas espantosas guerras civiles. Parece, pues, que el intento de sustituir un poder objetivo por el poder de las ideas está hoy condenado al fracaso. Se yerra en la cuenta si no se considera que el derecho fue en su origen violencia bruta y todavía no puede prescindir de apoyarse en la violencia.

Ahora puedo pasar a comentar otra de sus tesis. Usted se asombra de que resulte tan fácil entusiasmar a los hombres con la guerra y, conjetura, algo debe de moverlos, una pulsión a odiar y aniquilar, que transija con ese azuzamiento. También en esto debo manifestarle mi total acuerdo.

Creemos en la existencia de una pulsión de esa índole y justamente en los últimos años nos hemos empeñado en estudiar sus exteriorizaciones. ¿Me autoriza a exponerle, con este motivo, una parte de la doctrina de las pulsiones a que hemos arribado en el psicoanálisis tras muchos tanteos y vacilaciones?

Suponemos que las pulsiones del ser humano son sólo de dos clases: aquellas que quieren conservar y reunir -las llamamos eróticas, exactamente en el sentido de Eros en El banquete de Platón, o sexuales, con una conciente ampliación del concepto popular de sexualidad-, y otras que quieren destruir y matar; a estas últimas las reunimos bajo el título de pulsión de agresión o de destrucción.

Como usted ve, no es sino la trasfiguración teórica de la universalmente conocida oposición entre amor y odio; esta quizá mantenga un nexo primordial con la polaridad entre atracción y repulsión, que desempeña un papel en la disciplina de usted.

Ahora permítame que no introduzca demasiado rápido las valoraciones del bien y el mal. Cada una de estas pulsiones es tan indispensable como la otra; de las acciones conjugadas y contrarias de ambas surgen los fenómenos de la vida. Parece que nunca una pulsión perteneciente a una de esas clases puede actuar aislada; siempre está conectada -decimos: aleada- con cierto monto de la otra parte, que modifica su meta o en ciertas circunstancias es condición indispensable para alcanzarla.

Así, la pulsión de autoconservación es sin duda de naturaleza erótica, pero justamente ella necesita disponer de la agresión si es que ha de conseguir su propósito. De igual modo, la pulsión de amor dirigida a objetos requiere un complemento de pulsión de apoderamiento si es que ha de tomar su objeto. La dificultad de aislar ambas variedades de pulsión en sus exteriorizaciones es lo que por tanto tiempo nos estorbó el discernirlas.

Si usted quiere dar conmigo otro paso le diré que las acciones humanas permiten entrever aún una complicación de otra índole. Rarísima vez la acción es obra de una única moción pulsional, que ya en sí y por sí debe estar compuesta de Eros y destrucción. En general confluyen para posibilitar la acción varios motivos edificados de esa misma manera.

Ya lo sabía uno de sus colegas, un profesor Lichtenberg, quien en tiempos de nuestros clásicos enseñaba física en Gotinga; pero acaso fue más importante como psicólogo que como físico. Inventó la Rosa de los Motivos al decir: «Los móviles {Bewegungsgründe} por los que uno hace algo podrían ordenarse, pues, como los 32 rumbos de la Rosa de los Vientos, y sus nombres, formarse de modo semejante; por ejemplo, "pan-panfama" o "fama-famapan"».

Entonces, cuando los hombres son exhortados a la guerra, puede que en ellos responda afirmativamente a ese llamado toda una serie ¿le motivos, nobles y vulgares, unos de los que se habla en voz alta y otros que se callan. No tenemos ocasión de desnudarlos todos. Por cierto que entre ellos se cuenta el placer de agredir y destruir; innumerables crueldades de la historia y de la vida cotidiana confirman su existencia y su intensidad.

El entrelazamiento de esas aspiraciones destructivas con otras, eróticas e ideales, facilita desde luego su satisfacción. Muchas veces, cuando nos enteramos de los hechos crueles de la historia, tenemos la impresión de que los motivos ideales sólo sirvieron de pretexto a las apetencias destructivas; y otras veces, por ejemplo ante las crueldades de la Santa Inquisición, nos parece como si los motivos ideales se hubieran esforzado hacía adelante, hasta la conciencia, aportándoles los destructivos un refuerzo inconciente. Ambas cosas son posibles.

Tengo reparos en abusar de su interés, que se dirige a la prevención de las guerras, no a nuestras teorías. Pero querría demorarme todavía un instante en nuestra pulsión de destrucción, en modo alguno apreciada en toda su significatividad. Pues bien; con algún gasto de especulación hemos arribado a la concepción de que ella trabaja dentro de todo ser vivo y se afana en producir su descomposición, en reconducir la vida al estado de la materia inanimada.

Merecería con toda seriedad el nombre de una pulsión de muerte, mientras que las pulsiones eróticas representan {repräsentieren} los afanes de la vida. La pulsión de muerte deviene pulsión de destrucción cuando es dirigida hacia afuera, hacia los objetos, con ayuda de órganos particulares.

El ser vivo preserva su propia vida destruyendo la ajena, por así decir. Empero, una porción de la pulsión de muerte permanece activa en el interior del ser vivo, y hemos intentado deducir toda una serie de fenómenos normales y patológicos de esta interiorización de la pulsión destructiva. Y hasta hemos cometido la herejía de explicar la génesis de nuestra conciencia moral por esa vuelta de la agresión hacia adentro.

Como usted habrá de advertir, en modo alguno será inocuo que ese proceso se consume en escala demasiado grande; ello es directamente nocivo, en tanto que la vuelta de esas fuerzas pulsionales hacia la destrucción en el mundo exterior aligera al ser vivo y no puede menos que ejercer un efecto benéfico sobre él. Sirva esto como disculpa biológica de todas las aspiraciones odiosas y peligrosas contra las que combatimos.

Es preciso admitir que están más próximas a la naturaleza que nuestra resistencia a ellas, para la cual debemos hallar todavía una explicación. Acaso tenga usted la impresión de que nuestras teorías constituyen una suerte de mitología, y en tal caso ni siquiera una mitología alegre. Pero, ¿no desemboca toda ciencia natural en una mitología de esta índole? ¿Les va a ustedes de otro modo en la física hoy?

De lo anterior extraemos esta conclusión para nuestros fines inmediatos: no ofrece perspectiva ninguna pretender el desarraigo de las inclinaciones agresivas de los hombres. Dicen que en comarcas dichosas de la Tierra, donde la naturaleza brinda con prodigalidad al hombre todo cuanto le hace falta, existen estirpes cuya vida trascurre en la mansedumbre y desconocen la compulsión y la agresión.

Difícil me resulta creerlo, me gustaría averiguar más acerca de esos dichosos. También los bolcheviques esperan hacer desaparecer la agresión entre los hombres asegurándoles la satisfacción de sus necesidades materiales y, en lo demás, estableciendo la igualdad entre los participantes de la comunidad. Yo lo considero una ilusión, Por ahora ponen el máximo cuidado en su armamento, y el odio a los extraños no es el menos intenso de los motivos con que promueven la cohesión de sus seguidores.

Es claro que, como usted mismo puntualiza, no se trata de eliminar por completo la inclinación de los hombres a agredir; puede intentarse desviarla lo bastante para que no deba encontrar su expresión en la guerra.

Desde nuestra doctrina mitológica de las pulsiones hallamos fácilmente una fórmula sobre las vías indirectas para combatir la guerra. Si la aquiescencia a la guerra es un desborde de la pulsíón de destrucción, lo natural será apelar a su contraría, el Eros. Todo cuanto establezca ligazones de sentimiento entre los hombres no podrá menos que ejercer un efecto contrario a la guerra.

Tales ligazones pueden ser de dos clases. En primer lugar, vínculos como los que se tienen con un objeto de amor, aunque sin metas sexuales. El psicoanálisis no tiene motivo para avergonzarse por hablar aquí de amor, pues la religión dice lo propio: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».

Ahora bien, es fácil demandarlo, pero difícil cumplirlo (ver nota). La otra clase de ligazón de sentimiento es la que se produce por identificación. Todo lo que establezca sustantivas relaciones de comunidad entre los hombres provocará esos sentimientos comunes, esas identificaciones. Sobre ellas descansa en buena parte el edificio de la sociedad humana.

Una queja de usted sobre el abuso de la autoridad me indica un segundo rumbo para la lucha indirecta contra la inclinación bélica. Es parte de la desigualdad innata y no eliminable entre los seres humanos que se separen en conductores y súbditos. Estos últimos constituyen la inmensa mayoría, necesitan de una autoridad que tome por ellos unas decisiones que las más de las veces acatarán incondicionalmente. En este punto habría que intervenir; debería ponerse mayor cuidado que hasta ahora en la educación de un estamento superior de hombres de pensamiento autónomo, que no puedan ser amedrentados y luchen por la verdad, sobre quienes recaería la conducción de las masas heterónomas.

No hace falta demostrar que los abusos de los poderes del Estado {Staatsgewalt} y la prohibición de pensar decretada por la Iglesia no favorecen una generación así. Lo ideal sería, desde luego, una comunidad de hombres que hubieran sometido su vida pulsional a la dictadura de la razón. Ninguna otra cosa sería capaz de producir una unión más perfecta y resistente entre los hombres, aun renunciando a las ligazones de sentimiento entre ellos (ver nota). Pero con muchísima probabilidad es una esperanza utópica.

Las otras vías de estorbo indirecto de la guerra son por cierto más transitables, pero no prometen un éxito rápido. No se piensa de buena gana en molinos de tan lenta molienda que uno podría morirse de hambre antes de recibir la harina.

Como usted ve, no se obtiene gran cosa pidiendo consejo sobre tareas prácticas urgentes al teórico alejado de la vida social. Lo mejor es empeñarse en cada caso por enfrentar el peligro con los medios que se tienen a mano. Sin embargo, me gustaría tratar todavía un problema que usted no planteó en su carta y que me interesa particularmente: ¿Por qué nos sublevamos tanto contra la guerra, usted y yo y tantos otros? ¿Por qué no la admitimos como una de las tantas penosas calamidades de la vida? Es que ella parece acorde a la naturaleza, bien fundada biológicamente y apenas evitable en la práctica.

Que no le indigne a usted mi planteo. A los fines de una indagación como esta, acaso sea lícito ponerse la máscara de una superioridad que uno no posee realmente. La respuesta sería: porque todo hombre tiene derecho a su propia vida, porque la guerra aniquila promisorias vidas humanas, pone al individuo en situaciones indignas, lo compele a matar a otros, cosa que él no quiere, destruye preciosos valores materiales, productos del trabajo humano, y tantas cosas más. También, que la guerra en su forma actual ya no da oportunidad ninguna para cumplir el viejo ideal heroico, y que debido al perfeccionamiento de los medios de destrucción una guerra futura significaría el exterminio de uno de los contendientes o de ambos. Todo eso es cierto y parece tan indiscutible que sólo cabe asombrarse de que las guerras no se hayan desestimado ya por un convenio universal entre los hombres.

Sin embargo, se puede poner en entredicho algunos de estos puntos. Es discutible que la comunidad no deba tener también un derecho sobre la vida del individuo; no es posible condenar todas las clases de guerra por igual; mientras existan reinos y naciones dispuestos a la aniquilación despiadada de otros, estos tienen que estar armados para la guerra. Pero pasemos con rapidez sobre todo eso, no es la discusión a que usted me ha invitado.

Apunto a algo diferente; creo que la principal razón por la cual nos sublevamos contra la guerra es que no podemos hacer otra cosa. Somos pacifistas porque nos vemos precisados a serlo por razones orgánicas. Después nos resultará fácil justificar nuestra actitud mediante argumentos.

Esto no se comprende, claro está, sin explicación. Opino lo siguiente: Desde épocas inmemoriales se desenvuelve en la humanidad el proceso del desarrollo de la cultura. (Sé que otros prefieren llamarla «civilización».)

A este proceso debemos lo mejor que hemos llegado a ser y una buena parte de aquello a raíz de lo cual penamos. Sus ocasiones y comienzos son oscuros, su desenlace incierto, algunos de sus caracteres muy visibles.

Acaso lleve a la extinción de la especie humana, pues perjudica la función sexual en más de una manera, y ya hoy las razas incultas y los estratos rezagados de la población se multiplican con mayor intensidad que los de elevada cultura.

Quizás este proceso sea comparable con la domesticación de ciertas especies animales; es indudable que conlleva alteraciones corporales; pero el desarrollo de la cultura como un proceso orgánico de esa índole no ha pasado a ser todavía una representación familiar (ver nota).

Las alteraciones psíquicas sobrevenidas con el proceso cultural son llamativas e indubitables. Consisten en un progresivo desplazamiento de las metas pulsionales y en una limitación de las mociones pulsionales. Sensaciones placenteras para nuestros ancestros se han vuelto para nosotros indiferentes o aun insoportables; el cambio de nuestros reclamos ideales éticos y estéticos reconoce fundamentos orgánicos.

Entre los caracteres psicológicos de la cultura, dos parecen los más importantes: el fortalecimiento del intelecto, que empieza a gobernar a la vida pulsional, y la interiorización de la inclinación a agredir, con todas sus consecuencias ventajosas y peligrosas. Ahora bien, la guerra contradice de la manera más flagrante las actitudes psíquicas que nos impone el proceso cultural, y por eso nos vemos precisados a sublevarnos contra ella, lisa y llanamente no la soportamos más.

La nuestra no es una mera repulsa intelectual y afectiva: es en nosotros, los pacifistas, una intolerancia constitucional, una idiosincrasia extrema, por así decir. Y hasta parece que los desmedros estéticos de la guerra no cuentan mucho menos para nuestra repulsa que sus crueldades.

¿Cuánto tiempo tendremos que esperar hasta que los otros también se vuelvan pacifistas? No es posible decirlo, pero acaso no sea una esperanza utópica que el influjo de esos dos factores, el de la actitud cultural y el de la justificada angustia ante los efectos de una guerra futura, haya de poner fin a las guerras en una época no lejana. Por qué caminos o rodeos, eso no podemos colegirlo.

Entretanto tenemos derecho a decirnos: todo lo que promueva el desarrollo de la cultura trabaja también contra la guerra (ver nota).



Saludo a usted cordialmente, y le pido me disculpe si mi exposición lo ha desilusionado.

sábado, 9 de abril de 2011

Tomado del autor: Prof. Don Hermenegildo Torres

Diccionario:
Según su creador y autor, el Profesor Don Hermenegildo Torres, fundador del Partido Unico de los Pendejos.

1. Pendejo Optimista: Aquel que cree que no es pendejo.
2. Pendejo Pesimista: El que cree que sólo él es pendejo.
3. Pendejo Telescópico: Desde lejos se le nota lo pendejo.
4. Pendejo Fosforescente: Hasta en la obscuridad se le nota lo pendejo. Casi brilla de pendejo.
5. Pendejo Aplicado: Se preocupa por aprender más pendejadas.
6. Pendejo Esférico: Por el lado que lo veas, es pendejo.
7. Pendejo Laborioso: Todo el día se la pasa haciendo pendejadas.
8. Pendejo Petulante: Se enorgullece de sus pendejadas.
9. Pendejo Amigable: Tiene puros amigos pendejos.
10. Pendejo Enciclopédico: Sabe un montón de pendejadas.
11. Pendejo Simpático: Sus pendejadas causan risa.
12. Pendejo Literario: Escribe un montón de pendejadas.
13. Pendejo Campana: ¡Es tan.. tan.. pero taaaan pendejo!
14. Pendejo Creyente: Cree en cualquier pendejada.
15. Pendejo Consciente: Sabe que es un pendejo.
16. Pendejo Campeón: Nadie le gana a hacer pendejadas.
17. Pendejo Pedigree: Desciende de pendejos campeones.
18. Pendejo Alegre: Se ríe de cualquier pendejada.
19. Pendejo Introvertido: A nadie le cuenta sus pendejadas.
19b. Pendejo Extrovertido: Goza contando sus pendejadas
20. Pendejo Enamorado: Le gusta cualquier pendeja.
21. Pendejo Líder: Le siguen todos los pendejos.
22. Pendejo Inútil: Ni las pendejadas las hace bien.
23. Pendejo Valiente: Se rompe la madre por cualquier pendejada.
24. Pendejo Calvo: Cree que no tiene ni un pelo de pendejo.
25. Pendejo Clandestino: Se esconde para hacer sus pendejadas.
26. Pendejo Ambicioso: Sueña con ser un buen pendejo.
27. Pendejo Convicto: Está preso por pendejo.
28. Pendejo Hiperactivo: Hace las pendejadas una tras otra.
29. Pendejo Filósofo: Se pregunta el porqué de sus pendejadas.
30. Pendejo Políglota: Dice pendejadas en varios idiomas.
31. Pendejo Xerox: Se copia las pendejadas de los demás.
32. Pendejo Esperanzado: Cree que se le va a quitar lo pendejo.
33. Pendejo Ignorante: Todos saben que es pendejo, menos él.
34. Pendejo Añejo: Entre más viejo, más pendejo.
35. Pendejo Radioactivo de baja potencia: Irradia su pendejéz por doquier.
35a: Pendejo Radioactivo de alta potencia: Es aquel que todo lo que toca, se lo lleva la chingada.
36. Pendejo Insistente: Hace la misma pendejada varias veces.
37. Pendejo Vigoroso: No se cansa de hacer pendejadas.
38. Pendejo Ecológico: Es pendejo por naturaleza.
39. Pendejo Precavido: Es pendejo por sí acaso.
40. Pendejo Multifacético: El que cabe en dos o más clasificaciones.
41. Pendejo Desconocido: Aquél cuyo nombre no puede uno recordar. ¿Cómo se llama ese pendejo?'.
42. Pendejo de Referencia: El que se usa para indicar o señalar un sitio. "Está allá, junto a aquel pendejo".
43. Pendejo Gay: El que por pendejo se hizo joto.
44. Pendejo Apestoso: Se le huele lo pendejo a leguas.
45. Pendejo Mil Usos: Hace pendejadas en cualquier actividad que desempeñe.
46. Pendejo Magisterial: Le enseña a los demás a hacer pendejadas.
47. Pendejo Estudioso: Es aquél que para superarse, estudia las pendejadas de los demás.
48. Pendejo Religioso: Le reza a Dios para que lo haga más pendejo.
49. Pendejo Hipocondríaco: Se enferma de sus propias pendejadas.
50. Pendejo Lento: Necesita más tiempo para hacer bien sus pendejadas.
51. Pendejo Ahorrativo: Se guarda sus pendejadas para cuando más las necesite.
52. Pendejo Despilfarrador: Hace pendejadas de más.
53. Pendejo Burócrata: Solo hace pendejadas de 9 a 6 y de lunes a viernes.
54. Pendejo Ultra-Burócrata: Igual al anterior, pero este se abstiene en los "coffee breaks".
55. Pendejo Ególatra: No hace más que hablar de sus pendejadas.
56. Pendejo Presumido: Anda contando a todos sus pendejadas.
57. Pendejo Investigador: Prueba experimentalmente sus pendejadas.

sábado, 15 de enero de 2011

¿Qué es Hidrosogamoso?

POR FAVOR DIFUNDIR
¿QUÉ ES HIDROSOGAMOSO?
la historia de una HECATOMBE anunciada

1. HIDROSOGAMOSO ES UN PROYECTO QUE INVOLUCRA 7.000 hectáreas en ZONA SISMICA y reemplazará 4.800 millones de metros cúbicos de aire por 4.800 millones de metros cúbicos de agua.
Con la gran diferencia de que UN METRO CUBICO DE AIRE tiene un peso de 1300 gramos, o sea menos de 2 kilos, mientras que UN METRO CUBICO DE AGUA tiene un peso de 1 TONELADA (1.000kilos),






De tal forma que se colocaran 4.800 millones de toneladas de agua a 70 kilometros del segundo NIDO SISMICO del mundo (el primer NIDO está en Afganistan).
De inmediato se dirá que estos millones de toneladas de agua estarán a 70 km de la zona, pero en términos geológicos está distancia es mínima.


SI UN EVENTUAL SISMO INDUCIDO ROMPE LOS MUROS DE LA REPRESA, MAS DEVASTADOR SERÁ LA INUNDACION, UN TSUNAMI DE AGUA DULCE.


2. ¿QUE DICE INGEOMINAS?
Si usted consulta la pagina de INGEOMINAS en el link:

http://www.ingeominas.gov.co/ content/view/244/254/

le reporta la siguiente pregunta y su correspondiente respuesta,

¿Qué zonas del país presentan mayor actividad sísmica?
La mayor actividad sísmica se encuentra concentrada en el departamento de Santander, en un sitio conocido como el Nido sísmico de Bucaramanga (NSB), en el cual diariamente la RSNC, registra un promedio de 5 sismos. Esta actividad por lo general no se ha asociado a sismos destructores.


RSNC = Red Sismológica Nacional de Colombia


3. VIA BARRANCA-BUCARAMANGA




ESTE ES EL PANORAMA DE LA VIA BUCARAMANGA-BARRANCA
destruida por la accion desestabilizadora de ISAGEN, mediante la vibraciones producidas por las exploxiones y el transito de maquinaria pesada.
Este hecho ya se habia previsto en la Resolución 1497 de 2009 (pagina 30) del MINISTERIO DE AMBIENTE, VIVIENDA Y DESARROLLO TERRITORIAL, que indica el RIESGO REAL de provocar MOVIMIENTOS TECTONICOS, ya que
la region es el segundo nido sismico del mundo, llamado NSB (NIDO SISMICO DE BUCARAMANGA).

ESTE FENOMENO SE LLAMA TECNICAMENTE "sismo inducido"

A continuación las recomendaciones del MINISTERIO DE AMBIENTE, VIVIENDA Y DESARROLLO TERRITORIAL:

RESOLUCION_NUMERO_1497_31_ Julio_2009
(PAGINA 30)
Documento adjunto

"...En el área, (del embalse HIDROSOGAMOSO)...se encuentran rocas sedimentarias del Terciario y Cretáceo afectadas por grandes fallas como la falla de Bucaramanga y de Suárez al oriente y la falla Salinas al occidente.
Algunas de las rocas del área del embalse están afectadas por fallas y pliegues, que adelgazan el espesor de las formaciones en los afloramientos de superficie.

Las rocas del Cuaternario están constituidas por depósitos de coluvión, suelos residuales y depósitos aluviales, conformados por bloques, gravas, arenas, limos y arcillas sin consolidar.

El proyecto se ubica dentro de una de las regiones sísmicamente activas de Colombia. A menos de 70 Km del sitio se encuentra el nido sísmico de Bucaramanga, considerado el rasgo sismogénico más activo del país.

La actualización en cuanto a las zonas inestables del área de influencia, permitió conocer el comportamiento actual, determinar su actividad, la dinámica generadora de las mismas y la posible incidencia sobre el desarrollo hidroeléctrico. De esta manera se clasificaron como zonas inestables activas (43) y zonas potencialmente inestables (44), cubiertas total o parcialmente por el embalse o fuera del mismo. Según el estudio se destacan: la zona potencialmente inestable de La Renta, la zona del puente Gómez Ortiz y los depósitos de coluvión de Balconera, Mata de Cacao y Belmonte, las cuales se caracterizan por presencia de coluviones, caídas de material y bloques, flujos de escombros y derrumbes superficiales.
Al respecto este Ministerio considera que el análisis de dichas zonas debe permitir también identificar cuáles actividades del proyecto pueden actuar como detonantes y reactivar algunas zonas críticas, con el consecuente impacto ambiental (abiótico, biótico o socioeconómico). Ante la reactivación de tales procesos y los impactos que se desencadenen, a causa de la ejecución del proyecto, la empresa deberá implementar las obras que se requieran para su estabilización y el manejo ambiental correspondiente."


El sector donde se adelantan los trabajos, es atravesado por fallas geológicas, que hacen que el terreno sea inestable y movedizo, de tal forma que aún sin la presión ejercida por millones de toneladas de agua ya se ven los efectos, de tan solo detonaciones y circulacion de vehiculos pesados.

En el área del Proyecto Sogamoso sobresale la Cordillera de La Paz o Filo de San Pablo, en donde se localizarán las obras del proyecto. En la flexión del Chucurí que conforma una zona deprimida, el embalse tendrá su mayor extensión, y al extremo oriental el cañón superior del río Sogamoso, el embalse estará encajonado, alargado y controlado por los escarpes de las márgenes del río. Aguas abajo de la Cordillera de La Paz se encuentran zonas planas y colinas de baja altura que conforman el Valle del Magdalena.



4. HISTORIA SISMICA
La historia sísmica en la zona del proyecto reporta 5 sismos diarios (de poca intensidad), pero son llamativos dos eventos con magnitud 7.7 ocurridos a 141 y 157 Km del proyecto, otros dos de magnitud 7.0 ocurridos a 136 y 99 Km y otro de magnitud 6.8 a 80 Km de la zona del proyecto. El evento importante más cercano ocurrió a 33 Km con una magnitud de 6.6.
SI UN EVENTUAL SISMO INDUCIDO ROMPE LOS MUROS DE LA REPRESA, MAS DEVASTADOR SERÁ LA INUNDACION, UN TSUNAMI DE AGUA DULCE.



5. ¿QUÉ HACER?
ANTE ESTE PANORAMA SE HACE UN LLAMADO
EN ESPECIAL A LA ESCUELA DE GEOLOGIA DE LA UIS
PARA QUE MEDIANTE UN ESTUDIO TECNICO HAGA LAS RECOMENDACIONES NECESARIAS.

¿QUE HACEN LOS CONCEJALES Y DIPUTADOS DE LA ZONA?


Y NO OLVIDAR QUE ES LA HORA EN QUE LA COMUNIDAD EN GENERAL
SE PRONUNCIE MEDIANTE LA MOVILIZACION Y LA DENUNCIA INTERNACIONAL
PORQUE ESTA ES UNA HECATOMBE ANUNCIADA
NO SOLO POR LOS EFECTOS DEVASTADORES DE UN SISMO, HAY
ALGO PEOR Y SERIA LA INUNDACION DE LA ZONA AL ROMPERSE LOS MUROS DE LA REPRESA DE HIDROSOGAMOSO.
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