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"DEFINICIÓN DEL AMOR" SEGÚN FRANCISCO DE QUEVEDO
Es hielo abrazador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con el que en todo
es contrario nada de sí mismo?
-Si usted se acostara en estrecho jergón, a mi lado, me encontraría muy a gusto y se derretería el corazón. Pero no será así y tendré que oír los ronquidos sonoros de alguien. ¡Ay! amor mío, como la amo a usted y cómo la necesito. La amo con todas mis fuerzas. Así se manifestaba Sartre, en 1939, siendo soldado, cuando por primera vez se separó de Simone Beauvoir-
MANUELITA SÁENZ LE ESCRIBÍA A SU ESPOSO JAMES THORNE LA SIGUIENTE CARTA PARA TERMINAR SU MATRIMONIO:
"No, no y no; por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución? ¡Mil veces no! Señor mío , eres excelente, eres inimitable. Pero, mi amigo, no es grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin tus méritos no sería nada.
¿Crees por un momento que, después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú llamas, pero ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido?
¡Oh! No vivo para los prejuicios de la sociedad, que solo fueron inventados para que nos atormentemos el uno al otro.
Déjame en paz, mi querido inglés. Déjame en paz. Hagamos en cambio otra cosa. Nos casaremos cuando estemos en el cielo, pero en esta tierra ¡no! ¿Crees que la solución es mala? En nuestro hogar celestial, nuestras vidas serán eternamente espirituales. Entonces, todo será muy inglés, porque la monotonía está reservada para tu nación (en amor, claro está, porque sois muy ávidos para los negocios). Amas sin placer. Conversas sin gracia, caminas sin prisa, te sientas con cautela y no te ríes ni de tus propias bromas. Son atributos divinos, pero yo, miserable mortal que puedo reirme de mí misma, me río de ti también, con toda esa seriedad inglesa. ¿Cómo padeceré en el Cielo! tanto como si me fuera a vivir a Inglaterra o Constantinopla. Eres más celoso que un portugués. Por eso no te quiero. ¿Tengo gusto?
Pero basta de bromas. En serio , sin ligereza, con toda la escrupulosidad, la verdad y la pureza de una inglesa, nunca más volveré a tu lado. Eres católico, yo soy atea y esto es nuestro gran obstáculo religioso; quiero a otro y esto es una razón mayor y todavía más fuerte. ¿Ves con qué exactitud razono?
Siempre tuya, Manuela.
Definitivamente el amor es tan solo: "UN ESTADO MENTAL"