domingo, 8 de agosto de 2010

Señor Presidente

Señor Doctor
Juan Manuel Santos
Presidente de la República
Un saludo especial por su ascensión al Solio de los Presidentes y felicitaciones por ello.
Muchos somos los colombianos que a pesar de las desilusiones por las promesas incumplidas tanto de los presidentes como del resto de los políticos, guardamos una esperanza, una sola al menos, y es aquella de que, y como usted lo dijo en su discurso de posesión y que transcribo el aparte, “logre sembrar al menos, las bases de una verdadera reconciliación entre los colombianos”. Es un avance muy grande que logre ese “desarme de los espíritus que muchos hemos estado esperando”
Colombia, un país consagrado al Sagrado Corazón desde el 28 de junio de 1902, cuando, como ahora se debatía en una guerra fratricida, no ha visto a sus hijos vivir en paz como verdaderos hermanos. Al contrario, la sangre ha corrido por los ríos, las carretas, las ciudades y todo el territorio nacional.
Actualmente los colombianos se hallan en la más terrible polarización. Una polarización causada por los odios políticos y la división de los ciudadanos originada en la arrogancia, la autocracia y prepotencia de un mandatario que creyó que el camino de la paz era la guerra, aunándole a ella la división de su pueblo. Una guerra que llevó no sólo a las montañas donde cayeron miles de colombianos, unos inocentes y otros no, según el gobierno, sino que enardeció el espíritu de un 80% de colombianos que veían como sus enemigos a sus compatriotas, a los mismos que se atrevían a controvertir las ideas y las políticas del mandatario.
Pero esa guerra no sólo la introdujo en el territorio nacional, sino que la llevó a otras naciones que terminaron apartándose de Colombia con nefastas consecuencias para los nacionales pero especialmente para los habitantes de las fronteras.
Señor presidente Santos, es necesario lograr la fraternidad y la armonía entre los colombianos, que se respeten como hermanos hijos de una misma patria. Esta es la única solución para que la agresividad de los espíritus se acabe y se llegue a la verdadera paz.
Luche por conseguir la unión de los colombianos, sólo así “erradicará la violencia, y se construirá una sociedad próspera, equitativa y justa”, como es su deseo y el de muchos colombianos...
Fragmento del discurso:
“Al mismo tiempo quiero reiterar: la puerta del diálogo no está cerrada con llave. Aspiro, durante mi gobierno, a sembrar las bases de una verdadera reconciliación entre los colombianos. De un desarme real de los espíritus, construido sobre cimientos perdurables que no alimenten falsas esperanzas, que no permitan más engaños y que no conduzcan a nuevas frustraciones en un país que, desde lo más profundo de su alma ensangrentada, lo que más desea es la paz.
Tenemos que asimilar las lecciones del pasado y aprender de los errores cometidos en esta brega por superar una confrontación que hace demasiado tiempo nos desgarra. A los grupos armados ilegales que invocan razones políticas y hoy hablan otra vez de diálogo y negociación, les digo que mi gobierno estará abierto a cualquier conversación que busque la erradicación de la violencia y la construcción de una sociedad más próspera, equitativa y justa”.

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